Para la Selección Mexicana se acabaron los experimentos, llegó la hora de la verdad, aquí ya no cuentan las percepciones, el resultado de todos los meses de trabajo y las rotaciones se verán reflejados en la cancha, Osorio tiene el peso de la ‘incredulidad colectiva’ sobre sus hombros, es la oportunidad de demostrarle a prensa y aficionados que tenía razón, que hay un porque más allá de lo que se aprecia desde la grada o por medio de la televisión. Su mayor preocupación será la línea más endeble que es la defensiva, sin duda será puesta a prueba ante el rival de mayor jerarquía en el grupo, nada más y nada menos que el actual campeón del mundo.
Los teutones buscarán sacar ventaja contra el rival que les representa más riesgo del grupo, en una competencia en donde el primer partido puede marcar el rumbo a la clasificación de la siguiente fase, Alemania no va a arriesgar nada y saldrá a buscar el partido desde el primer minuto, tratando de inclinar la cancha a su favor. Su estructura y forma de juego les otorga una estabilidad envidiable, un formato y una forma de juego que todos sus jugadores conocen y practican juntos desde hace mucho tiempo, prácticamente juegan a lo mismo desde selecciones menores. Su mentalidad de alta competencia es loable, siempre buscan el triunfo, en todo momento. Sus líneas parecen infranqueables y se presentarán con toda la seriedad ante un México con mucha dudas.
Para México la diferencia recae en las individualidades del Chucky, Vela e incluso el mismo Chicharito que cuentan con esa habilidad y picardía para generarse una jugada de gol por sí mismos y no dependen del juego en conjunto para hacer daño. La media cancha tendrá que hacer una presión intensa para tratar de mitigar los embates de los alemanes. Alemania buscará proponer el partido, controlar la pelota e imponer condiciones, tiene la presión de ser favorito y conforme pasen los minutos se verá obligado a buscar más posibilidades al frente lo que puede generar los espacios para los extremos mexicanos. Un juego de ida y vuelta, y que difícilmente terminará sin goles.
Que gane el futbol, siempre
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